Una de las más grandes
incógnitas que cotidianamente nos cuestionamos, se origina en la identidad
natural del ser; con el paso de las distintas etapas del desarrollo desde el
nacimiento, infancia, juventud, adulto y
vejez de mujeres y hombres, el cúmulo de conocimientos aquilata experiencia, y
es ahí en nuestro propio proceso donde podemos entender nuestra existencia así
como cuál es la tarea real de un servidor público o gobernante.
El sentido de vida podría decirse es la
estrella que nos guía en el camino de la vida. Esa que nos permite darle una
dirección para orientar nuestra acción en el mundo aun cuando los accidentes y
los acontecimientos nos desvíen, permitiéndonos sostener o reencauzar nuestra
coherencia interna y, por ende, nuestro bienestar físico, mental, emocional y
social.
La coherencia tiene relación con alinear
internamente en una misma dirección lo que pensamos, lo que sentimos y lo que
finalmente hacemos en el mundo, tanto para nosotros mismos como para los demás.
Si esa acción en el mundo es coherente y conectada con un sentido de vida
positivo y más elevado, creará como resultado un progresivo y sostenido estado
interno de orden y de bien-estar que reforzará nuestro propósito como personas.
Laura Beristain expresa que cuando desde la
perspectiva gubernamental se comprendan estos procesos de la comunidad a quien
se gobierna podemos entonces trabajar como un ente único y ambos deben
funcionar en sincronía, posiblemente la armonía comunitaria estará garantizada.
Este mecanismo total, debe contemplar un fin común que debe ser perseguido -y
alcanzado, por la mayoría de los integrantes de este todo.
Laura Beristain ha señalado en sus principios
y objetivos que un desarrollo social incluyente que busque el equilibrio y un
gobierno que brinde las garantías sociales no solo fundamentales, sino
enriquecidas, brindará un notable desarrollo a nuestra calidad de vida;
“cohabitar para desarrollarnos, para cohabitar”. “Los procesos de aprendizaje
ocurren durante todo el trayecto de vida; un gobierno que siembra educación y
conocimiento desde la primera etapa de la vida, está contribuyendo al futuro
positivo de la sociedad; nuestros pequeños son la llave del futuro, sin
embargo, no podemos dejar de lado el valor de que se encuentra en la tercera
edad, y cuya experiencia es un valor fundamental para conocer la historia y no
estar condenados a repetir los mismos errores del pasado” Este fundamento debe
ser crucial para regenerar el tejido social, recuperar los espacios públicos y
reintegrarnos humanamente.
Por parte de las
entidades gubernamentales, debe existir una administración óptima y
transparente de los recursos públicos que permita el perfeccionamiento de los
servicios e instituciones, lo cual se traducirá en una convivencia armónica y
un trabajo orientado a la causa común.
La apuesta es clara: orientar la voluntad de
servicio hacia una transformación de fondo en la manera de desarrollarnos como
sociedad, siempre con la idea de reintegrarnos y regenerarnos, porque todos
formamos parte del mismo equipo. Nos encontramos ante un panorama de esperanza
y transformación, y este nuevo ciclo en playa del Carmen y todo México ocurre
porque es tiempo de una vida mejor.
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