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lunes, 6 de junio de 2011

CANDIDATOS POBRES? POBRES CANDIDATOS!

Eduardo Aispuro

Por si las penalidades de la competencia política en que se hayan involucrados fueran pocas, a los candidatos que disputan el honor de alcanzar la gubernatura del estado, virtualmente les cayó el chahuistle ante el encarecimiento que registran los insumos que se requieren para competir dignamente y con posibilidades de efectuar un papel por lo menos decoroso.
Para ocuparse de este asunto, que obviamente no es en absoluto algo menor, hay que asumir de entrada que la disponibilidad de recursos de cada participante en toda contienda electoral de naturaleza política se debe medir en función de la estatura y fortaleza del partido que los postula y cuyos colores representan. Así, la capacidad financiera partidista define en muy buena parte la posibilidad real de respaldo monetario al que pueden aspirar los respectivos candidatos.
Cuentan por otro lado con lo que la ley electoral consigna como prerrogativas de los partidos, que no son otra cosa que la repartición de un pastel de recursos que el estado aporta y del que las tajadas se dan en función de los porcentajes de votación que hayan obtenido en elecciones anteriores.
Con las limitaciones y candados también muy rigurosas contempladas en la misma legislación partidos y candidatos pueden ser receptores de aportaciones provenientes de sus simpatizantes para con ello redondear su capital de campaña.
Ya si al interior de los partidos se hacen trampas o se escurre el bulto, es “harina de otro costal”, como ocurre en el caso particular del candidato Alejandro Encinas, abanderado de la coalición “Unidos podemos mas”, al que de plano sus propios compañeros de armas están dejado colgado de la brocha, escabulléndose y haciendo como que no escuchan sus llamados de auxilio para completar el “chivo”.
Muy parecido le ha pasado a Luis Felipe Bravo Mena, el solitario candidato panista a quien por lo que se observa tampoco le están alcanzando los vivos para enterrar los muertos en una campaña a la que apenas están empezando a voltear ver los altos jerarcas del blanquiazul, que ahora hasta esgrimen una llamada estrategia de relanzamiento.
Con esos truenos y fogonazos no nos queda más que convalidar: ¿Candidatos pobres?; ¡Pobres candidatos!.

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